PABLO Y SEBASTIÁN POR SIEMPRE

LA FAMILIA SAN JUAN DE LABOYOS MANIFIESTA SU SOLIDARIDAD Y EXPRESA SU ESPERANZA

“Nadie puede entender

la profundidad de mi pérdida.
Aún estoy sorprendido

  de cuánto puedo llorar.”   

“Miré dentro de sus bellos ojos de infante
y vi el futuro.

Hice planes y soñé.
Tuve fantasías de cómo sería
la vida de “Sebastián” para nosotros.

Ahora mis sueños son solamente
un recuerdo distante,

pero satisfactorio a la vez

Un deseo por lo que podría haber sido,
un deseo por lo que debería haber sido.”

Y el San Juan le anima con una esperanza:

Una certeza de lo que no se ve, pero será.

Más que brindar una ayuda a alguien en un momento difícil, se trata de acompañar, de estar allí; de permitir que el duelo se elabore y con él la reorganización de la vida.  Sebastián, solamente partió primero, solamente se nos adelantó.  Ahora, contamos con un angelito más en el cielo.  Dios no nos deja solos en el dolor; por lo tanto, siempre será valioso expresar en vida, cuán importantes son para nosotros los amigos, los compañeros, los papás... las mamás y los hijos.  Por eso Pablo cumplió con lo suyo, porque antes de la partida, amó profundamente la pequeña vida de su hijo y luchó por conservarla.  Hizo todo lo que tenía que hacer en vida, y esa es su enseñanza más real y verdadera: hagamos por nuestros semejantes lo que sea que podamos ofrecerles pero en vida; antes de partir, antes de que los ojos se cierren a esta tierra.

“Es maravilloso tener
un lugar donde ir y poder hablar
acerca de mi bebé.
Nadie mira hacia la distancia cuando
pronuncio su nombre.
Nadie cambia la conversación”.

PABLO FREDY TOVAR.